El mundo de la ciencia-ficción en nuestro país, hecho por autores de aquí y que lleguen al público lector con éxito, no es algo habitual por estos lares. No es el caso de la novela de Transcrepuscular (Gigamesh, 2017) de Emilio Bueso (Castellón, 1974). Una novela que ha tenido gran repercusión y que ha tenido dos entregas más, dentro de lo que conforman la trilogía Los ojos bizcos del sol: Antisolar (2018), y Subsolar (2020). Ahora dentro del proyecto editorial de Gigamesh (su editor, en su primera obra de producción propia), nos llega la adaptación de Transcrepuscular, en formato novela gráfica a cargo de Jordi Pastor (Barcelona, 1977). Un autor que cuenta en su haber con trabajos como Encuentro (Edicions de Ponent), Vaquero (Ponent Mon) o Pulp (Planeta Cómics); así como obras solo como dibujante, Khalid (Norma Editorial), con guion de Damián Campanario, y Catálogo de Bunkers (Astiberri), con guion de Marcos Prior. Pastor ha afrontado con gran ilusión este proyecto, y tras dos años de trabajo intenso, podemos leer este cómic, en el que no ha hecho una adaptación al uso con textos farragosos. Más bien, la ha adaptado al medio de un modo ágil, en el que ha colaborado el propio Bueso, con nuevos textos originales ex profeso.
Transcrepuscular narra la historia de un viaje en busca de una lámina de cristal de los antiguos que ha sido robada de palacio, donde estaba custodiada por Alguacil: uno de los guardianes de aquel lugar. Alertado este por el bramido de los caracoles, inicia una persecución encima de su libélula perdiendo de vista a una serpiente voladora con el objeto robado. Tras regresar, pregunta a la Regidora qué es lo que han robado, explicando esta, de la existencia de un codiciado cristal. Ante esa disyuntiva, se decide adentrarse en la otra parte del planeta inhóspito para recuperarlo, gracias a un equipo formado por Alguacil, Regidora, y un Astrólogo; al que se le debería unir en el camino un explorador. Estos serán los encargados de intentar de llevar a cabo su misión sin una fecha de retorno alguno, y con no pocos obstáculos en el camino. El primero de ellos será una tempestad que les hará refugiarse en una especie de cueva, albergada por diferentes seres extraños. Es el caso de un forajido con su mano de trapo parlanchina, que a cambio de una cuarta parte del botín les conducirá a una ciudad donde pudiera estar la lámina. En su primera parada, deberán enfrentarse a unos salvajes que hablan en mandarín; para continuar su viaje hasta la siguiente ciudad en busca de su destino y propósito final.
Estamos ante una especie “road movie” futurista, dentro de una saga biopunk, en el que los protagonistas de la historia no dejan de sorprendernos en todo momento. Cada uno es el fiel reflejo del espíritu que Bueso y Pastor les han impregnado. Es la historia de un viaje lleno de sobresaltos, en busca de respuestas a preguntas que nadie de ellos saben cómo resolver. Pastor para ello nos sumerge un tebeo lleno de un colorido extrasensorial, que se palpa en cada una de sus páginas nada más abrirlo, desde la primera vez. Eso unido a un dibujo con un estilo que nos recuerda a la clásica Metal Hurlant, o la más reciente Prophet, de Bill Graham, hacen de la lectura una gran experiencia visual.
La novela gráfica la completa una serie de pin ups de la talla de Daniel Acuña, Fernando Blanco, Natacha Bustos, Danide, Toni Fejzula, Jorge Fornés; Albert Monteys, Francis Portela, Javier Rodríguez, o David Rubín. A este elenco de autores, se le suma la excelente portada de Enrique Corominas.
Si eres un gran fan de la ciencia-ficción, encontrarás en Transcrepuscular una historia llena de giros inesperados. Una buena lectura en la que terminas con ganas de saber que más les sucederá a nuestros amigos del círculo crepuscular.
Transcrepuscular, de Jordi Pastor y Emilio Bueso
Cartoné, 144 páginas, 17,5 x 26,6 cm, color
PVP: 26 €
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