Los años 80 fueron una década de
grandes autores, series, y buenos personajes, con los que el cómic español
despertó a los lectores ávidos de buenas historias. Entre ellos una joven
promesa como Fernando de Felipe (1965, Zaragoza), comenzaba su andadura como
autor completo con "Rigor mortis (Howard's Dream)", para la revista
Creepy nº 73 en Toutain Editor. Ahora con motivo de la recién estrenada edición
de la Biblioteca Fernando de Felipe, por parte de ECC Ediciones, me puse en
contacto con Fernando. He aquí la entrevista sobre su obra, trayectoria y
nuevos proyectos que el autor aragonés me ha concedido.
La primera pregunta de rigor.
JM- ¿Cómo empezaste a leer tebeos y cuales fueron tus lecturas infantiles?
FDF- Mi abuelo era librero “de viejo”
en Zaragoza, así que yo podía leer todo lo que pasaba por su local y caía en
mis manos. Leía de todo desde pequeño, tanto novelas y libros en edición
rústica como tebeos. No discriminaba en absoluto. Para mí eran tan importantes
los Mortadelos, los 13 Rue del Percebe y los Anacletos como los Tintín, los
Astérix, los Lucky Luke o los Blueberry. Devoraba las revistas tipo Tío Vivo,
DDT, Matarratos o la mítica TBO. Una prima de Barcelona me traía cada verano
números sueltos de revistas francesas como Pilote o À suivre. Recuerdo la
primera vez que tuve un Totem en mis manos. O mi primera experiencia Marvel,
vía Vértice, con el Spiderman de Ditko. Imagino que soy producto de tan
heterodoxa mezcla de estilos, géneros, lenguajes y formatos.
Creepy nº 73. Cubierta de Rowena
JM- En los 80, las revistas denominadas para adultos, sirvieron de
trampolín para muchos autores que comenzaban en el duro oficio del noveno arte.
¿En qué forma te sirvieron las revistas donde publicaste para progresar en tu
carrera como dibujante? ¿Cómo era tu relación profesional con el editor de
turno?
FDF- Al principio de muy poco, porque
la mayor parte de ellas rechazaron mi obra más temprana. A pesar de todo seguí
intentándolo una y otra vez. Imagino que gracias a eso fui depurando mi estilo y
mejorando mi técnica hasta que un día, casi por casualidad, sonó la flauta con
Toutain y comencé a publicar regularmente en sus revistas. Fue una época
apasionante. De la noche a la mañana pasé de no existir para el mercado a
comenzar a publicar cada mes tanto aquí como en otros países. Lo cierto es que
Toutain, al que siempre le estaré eternamente agradecido, nunca me puso traba
alguna para que hiciera lo que quisiera, contara lo que me apeteciese contar, y
experimentase con el color y el blanco y negro como me viniera en gana. Lo
único que no consiguió es que dibujase señoras en cueros. Y es que se me daban
fatal.
Página de Auraleón (Caos).
JM- ¿Qué autores, dibujantes, son los que te maravillaron en tus inicios
como dibujante? ¿En qué forma te influyeron para dibujar con ese estilo tan
personal que tienes?
FDF- Al principio me debatía entre
Ibáñez y Moebius. La mezcla no podía ser más loca. Hice varias series para el
dominical del Heraldo de Aragón (Crónicas Murcianas, En busca de la Parca
Perdida, Los Domingueros de la Galaxia) en las que ambas influencias se
entremezclaban sin ningún tipo de criterio. Luego ya pasé a depurar un poco más
mi estilo, sobre todo a nivel narrativo, composicional y cromático. Era fan
absoluto de Breccia, Muñoz y Sampayo, Bilal, Bourgeon, Miller, Sienkewicz,
Moore, McKean, Mignola, Kirby, Giménez, Tardi, Schuitten, Toppi, Bataglia,
Caza, Wrighston, Auraleón, Gallardo, Calonge, Das Pastoras, Nine, Font, Beà,
Prado, Garcés, Clerc, Chaland, Loustal… ¿me dejo alguno?
El hombre que ríe
JM- ¿Cómo definirías tu estilo de dibujo? ¿Qué técnica para el color
empleabas en tus páginas?
FDF- Lo mío ha sido siempre el
realismo grotesco, si es que mi estilo se puede definir así. Las historias
surgen siempre a partir de un tono preciso, de una atmósfera narrativa que es
la que siempre acaba determinando y condicionando el resultado final. A veces
fuga más hacia el cartoon clásico, la línea clara o la SF a lo Metal Hurlant.
Otras, hacia lo pictórico o la ilustración. Cuando con ADN me dieron carta
blanca para empezar a publicar en color, empleé casi todas las técnicas que
conocía y dominaba mínimamente: acuarelas, anilinas, gouache, tintas de
colores, ceras, lápices acuarelables, pasteles, aerógrafo, collages, fotocopias…
incluso Polaroids. Y casi siempre las unas mezcladas con las otras, como si no
hubiera un mañana. Suerte que me retiré antes de que estallase la revolución
digital, porque podría haberme vuelto muy loco explorando límites y
posibilidades.
JM- Tus dos primeras historias largas, los álbumes Nacido salvaje y ADN,
fueron con Oscaraibar (Óscar Aibar). ¿Cómo era vuestro método de trabajo?
¿Intercambiabais ideas en las historias?
FDF- Las propuestas de ambos libros
fueron en realidad de Óscar, aunque, lógicamente, yo me impliqué en los dos en
cuerpo y alma. De hecho, en ADN terminé publicando los que serían mis primeros
guiones en solitario. Lo cierto es que él venía siempre con una idea bastante
precisa de lo que quería contar, a veces incluso con unos storyboards muy elaborados.
Y ahí empezaba la durísima negociación entre lo que él pretendía que dibujase o
planificase y lo que yo finalmente hacía. Fue un periodo muy tenso, la verdad,
porque los dos éramos auténticos machos alpha y no siempre nos poníamos de
acuerdo en lo que queríamos contar. Pero, visto en perspectiva, creo que
mereció la pena.
JM- Tras más de quince años en la profesión, y con historias en tu haber
como S.O.U.L (con Jaime Vane), El hombre que ríe, Marketing & Utopía Made
in USA o Museum, entre otras, decides abandonar la historieta, ¿cuáles fueron
los motivos y el porqué de tu ausencia en el noveno arte? ¿En algún momento de
tu periplo fuera del cómic, pensaste en volver a dibujar?
FDF- Fue nada más acabar el segundo
volumen de Black Deker. No me atraía nada la idea de seguir trabajando en un
mercado, el francés, que me condicionaba mucho a la hora de experimentar
gráfica y narrativamente o de poder seguir saltando de unos proyectos a otros a
nivel puramente instintivo. De repente me vi “profesionalizado” en el peor de
los sentidos, obligado a mantener unas constantes que chocaban frontalmente con
mi tendencia natural a la heterodoxia, el capricho creativo y el divertimento
artístico. La tentación del cine llamó a mi puerta, y aunque durante un tiempo
caí en sus garras, al final lo que terminó decantando la balanza del todo fue
mi carrera académica.
JM- En este tiempo, has empleado, dirigido, tu actividad profesional como
guionista de cine y televisión, director, o profesor de universidad ¿con que
actividad te identificarías más? ¿Cuál de ellas te ha llenado más como persona
y profesional?
FDF- La docencia es lo que más me
pone, la verdad. Me permite seguir saciando mi curiosidad y me da alas a la
hora de continuar transmitiendo a mis alumnos mi pasión por todo lo que tenga
que ver con eso de contar historias en uno u otro formato. Enseñar es la mejor
manera de seguir aprendiendo.
JM- Diciembre de 2021 ha supuesto el pistoletazo de salida para la
publicación de la Biblioteca Fernando de Felipe, ¿cómo llegó esta propuesta de
ECC a materializarse? ¿Qué vamos a encontrarnos en esta Biblioteca? ¿Qué es lo
que más te ilusiona de la recuperación de todas tus obras?
FDF- Lo de ECC, además de un placer,
ha sido como un milagro. Yo les planteé que no quería hacer el típico retapado
de mis obras más o menos completas. Si volvía al ruedo, aunque fuera en modo
reedición, sería coordinando y supervisando unas ediciones que pusieran en
valor todo el potencial de cada uno de mis viejos títulos. Me negaba a que fuesen
un simple sacacuartos para coleccionistas compulsivos y demás completistas. La
idea es que mereciese realmente la pena volver a comprar cada una de las obras
por separado. Por eso están llenas de bocetos, ilustraciones, portadas
alternativas, playlists en Spotify, materiales inéditos, prólogos nuevos,
retoques digitales, rotulaciones actualizadas, reproducciones impecables,
anexos documentales y montones de storyboards. Puro “directors cut” en 4K. La
colección completa se cerrará con un volumen extra de obras inéditas en plan miscelánea.
Lo mejor de todo es que, más de un cuarto de siglo después, la experiencia ha
vuelto a despertar en mí el gusanillo creativo. ¡Incuso he vuelto a coger los
pinceles!
JM- En el plan editorial de la Biblioteca, hay una novela inédita, ¿cómo
fue la experiencia de escribirla? ¿Qué
nos puedes decir de su temática?
FDF- Apasionante. No deja de ser un
divertimento más. Nadie me la pidió y nadie en principio iba a publicarla. Pero
ahí está. Para lo bueno y para lo malo. Me lo he pasado de miedo con ella,
perdiendo la virginidad literaria en cada página y aprendiendo en cada
capítulo. Es una novelita muy pulp, rollo “weird-noir” o algo así, escrita
desde la humildad más absoluta pero con la vista siempre puesta en el
hardboiled más clásico. Un buen amigo al que se la dejé leer, perro viejo en
esto del mundillo editorial, me dijo que era una mezcla “a lo De Felipe” entre
Kafka y Jim Thompson, lo cual es todo un halago. Hay mucho de Lynch y
Cronenberg en ella. Y del Spillane de Mike Hammer, claro. Seguramente la crítica
me la destrozará a conciencia. Pero no pasa nada. Al final es tan solo un extra
más que creo que mis lectores más fieles tienen derecho a conocer.
JM- ¿Cómo crees que los lectores del siglo XXI recibirán la Biblioteca
Fernando de Felipe?
FDF- Espero que bien. Y sobre todo que
valoren el cariño y la convicción con la que hemos emprendido este proyecto. Y
que se den cuenta de que, más allá de la parte que me toca, hay un montón de
obras y de autores que merece la pena recuperar, conocer y poner en valor.
JM- Y una pregunta obligada, ¿volverás a dibujar una nueva historia para el
mercado nacional? En caso afirmativo, ¿por dónde iría la historia?
FDF- Eso no lo sabe ni mi señora.
Aunque todo pudiera ser.
JM- Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo, Fernando.
Próximos títulos:
. ADN, con Óscaraibar. A la venta el 01/03/2022.
. S.O.U.L, con Jaime Vane.
. El hombre que ríe, basado en la obra original de Víctor Hugo.
. Marketing & Utopía Made in USA.
. Museum.
. Black Deker: Deep South Story.
. Black Deker: Yellow Moon.
. Miscelánea.
. Penetren las moscas (novela).