Han tenido que pasar unos treinta años para que una editorial recuperara uno de los mejores trabajos del dibujante argentino Jorge Zaffino, Winterworld. Zaffino fue uno de los autores más personales dentro del cómic norteamericano, con un talento extraordinario y que desafortunadamente perdimos hace casi veinte años. A su lado, otro de los grandes guionistas como Chuck Dixon (El Castigador: Zona de Guerra) dió con la tecla para narrar una epopeya invernal, en el que el mundo sobrevive a un estado permanente congelado en el hielo. Una premisa que ambos autores tuvieron tiempo de desarrollar durante dos entregas, Winterworld (publicado originalmente por Eclipse en 1988), y Wintersea, que permanecía inédita hasta la fecha de la edición de IDW de este tomo integral. Un tomo que ha recuperado Aleta Ediciones, en su nueva etapa de la mano del Grupo Editorial Sargantana, uniéndose a títulos de relieve de la editorial valenciana.
Winterworld se desarrolla en un mundo apocalíptico cubierto de nieve, en el que nuestro protagonista, Scully, intenta sobrevivir como puede. Su destino le llevará hasta lugar donde intercambiar lo poco que tiene, como balas de escopeta, una botella de ginebra, un libro porno o una lata de gominolas, con tal de calentarse y fundir algo de nieve; entre otras cosas. Nada de esto les parecerá suficiente a los salvajes que habitan ese lugar, intentando quedarse con todo y su vehículo de transporte con el que viaja Scully. Afortunadamente, su mascota, un tejón llamado Rahrah, les da varios zarpazos a sus inquisidores, acabando con dos de ellos, mientras que el tercero es abatido por una chica, Wynn, poniendo a salvo al héroe de la historia. Su camino les hará compartir durante un tiempo sus vidas, hasta el próximo asentamiento al que puedan llegar; mientras la muchacha le relata cómo llegó hasta a ese lugar siendo huérfana, y de cómo fue adoptada por Llorón (al tipo que mató la mascota de Scully). En mitad del viaje, a su vehículo oruga se le avería la correa, y al bajarse Scully de él, es atacado por unos individuos sin escrúpulos, siendo detenidos como esclavos, obreros, hasta un lugar llamado Granja Sur. Un refugio donde cultivan comida, y hace suficiente calor para que crezcan frutas y verduras.
El lugar es también un tanto tenebroso, en el que habitan ciertas cloacas, donde son confinados los obreros más rebeldes, como es el caso de Scully; el cual piensa escapar como sea, a través de una tubería llena de agua en casi todo su recorrido. Muy a su pesar, deja atrás a la niña que le salvó la vida, continuando su vida con no pocos peligros de por medio, hasta llegar al territorio de los Hombres Oso, a un pueblo llamado “Pizza Hut”, en el que sufrirá un nuevo encontronazo con uno de ellos, Skitters; Scully pide que lleve ante su jefe Mordisco. Al cual le propone un trato, llevarle a un lugar lleno de provisiones que le haga ganar una fortuna, al lugar de su partida: la Ciudad de Cristal. Sin saber este, que es una treta para engañarlo para ir a rescatar a Wynn de aquel lugar tan peligroso, aun a riesgo de dañar su integridad física.
Estamos ante una obra deudora de los años ochenta, influenciada por las historias distópicas que tanto se dieron en el mundo del cine y el cómic. En Winterworld Dixon realiza un buen trabajo, donde la acción y la narración de la historia, se basa en darnos ciertas píldoras sobre lo que pasó en ese mundo y de cómo acabó. Todo ello para mostrarnos una historia dura, desangelada, con la que el lector puede darse de bruces con un mundo realmente degradado.
En la parte gráfica tenemos a un Jorge Zaffino en un momento álgido de su carrera, con viñetas muy trabajadas, aunque en algunas páginas la narración puede estar algo confusa. Su dibujo en algunos momentos me recuerda a los primeros trabajos de Frank Miller. Un autor al que tuve la oportunidad de leer por primera vez en aquel Especial Primavera de El Castigador de 1990 de Forum, con Corporación de asesinos (Punisher: Assassins Guild). Desafortunadamente aún sigue inédita por aquí Punisher: Kimgdom Gone, con guion del mismo Chuck Dixon.
Sobre la edición cabe destacar la tapa dura de este tomo, con un buen papel. En la parte menos buena, hay un cierto número de páginas que les falta tinta, con menos intensidad del negro. Algo que no afecta a la lectura del tebeo, y que esperemos que se solucione en una 2ª edición.
Winterworld es un tebeo fruto de
su tiempo, que mantiene todo su interés en pleno siglo XXI. Una lectura que
recomiendo y que espero que Aleta siga con las siguientes entregas dibujadas por Jackson Guice, Esteve Polls y Tomás Giorello.
Winterworld, de Chuck Dixon y Jorge Zaffino
Cartoné, 144 páginas, 17,5 x 26,5 cm, b/n
Traducción de Grupo Editorial Sargantana
PVP 17,90 €
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