jueves, 20 de mayo de 2021

Lecturas: Azimut, de Wilfrid Lupano y Jean-Baptiste Andréae

Los últimos meses podemos observar que la editorial Ponent Mon, está publicando nuevos BD integrales, incrementado su línea europea con títulos más actuales si cabe. Es el caso de la recopilación en un solo volumen de los 5 álbumes que conforman la serie de Azimut, del guionista Wilfrid Lupano (Alim el curtidor, El mono de Hartlepool) y el dibujante Jean-Baptiste Andréae (Tierra Mecánica). Una obra publicada entre los años 2012 y 2019, y que ahora llega a nuestro país, avalada por el número de ventas en Francia y crítica. Una historia que desborda imaginación por todos lados, con los personajes más rocambolescos, en un viaje sin retorno por conseguir la eterna juventud, como en el caso de alguna de las mujeres que aparecen en la historia. Entre medias de escenas surrealistas de los protagonistas de esta aventura, surge una verdadera preocupación, la existencia del mito del Arrebatatiempo (sobre todo la del hijo pequeño del profesor Aristide Breloquinte). El cual se decía que la tomaba con los realmente poderosos de este mundo. En un mar de historias entrelazadas, que a medida que avanzan nos hacen soñar con el mundo creado del escritor Lewis Carroll

Un historia la de Azimut, que comienza cuando tras la aparición fugaz del Aristide y su hijo, el conde Quentin de La Pérue, entra en escena tras dos años de travesía en el mar, en busca de nuevas tierras. Un descubridor, que ha salvado su vida tras meses de  duro cautiverio, numerosas pérdidas humanas y materiales (como sus barcos), en pos de la expedición financiada por su alteza real Ireneo el Magnánimo, Rey de Ponduche. Una aventura en la que daba fe, y que ilustraba con sus lienzos, Eugene, el pintor de la expedición; el cual en un acto de locura, acaba en el mar tras tirar su cuadro predilecto por la borda.

Nada hace presagiar que La Pérue, llegaría al mismo punto de donde había partido inicialmente (las brújulas se habían vuelto literalmente locas), siendo el hazmerreír de los paisanos que pasaban en día en la playa; justo en el preciso momento en el que el Rey, con su sequito, es testigo de su llegada. Tras una pequeña charla, el Rey le presenta a su prometida (de una gran belleza), Aicha, una supuesta princesa de Oriente. Ella ha puesto como condición, que se cumplan 17 caprichos suyos, los más raros posibles, si quiere que pase por el altar para convertirse en su esposa. Casualmente, Eugene acaba en la misma playa con el cuadro que le ha conducido hasta esa lamentable situación. Finalmente es conducido hasta palacio para recuperarse, con el asombro del Rey al ver el cuadro en cuestión, es el vivo retrato de su amada. El pintor no hará entonces más que soltar improperios por sus boca, llamándola ramera, ladrona, mentirosa y promiscua, comentando que el único propósito de ella, es ir de corte real en corte real robando colecciones de Crones (moneda sin curso legal). Ambos, pintor y el conde, acabarán en la cárcel ante tales insultos y magna afrenta. Parece que finamente han descubierto el plan de la mujer, ha estado a punto de hacer tambalear al Rey, y de caer en sus engaños. Finalmente le llegará su hora, debe explicarse y someterse a un juicio por todo lo sucedido.

Mientras, el mayor Doreste, con su fiel amigo el conejo (al que creen ser un sogro), emplea su tiempo (una vez retirado) como cazarrecompensas, en buscar a Ania Gaza (Aicha), para devolverla a las mazmorras de la Reina Éter. En su camino se encontrará en el mar Fugado, con el profesor Aristide; que busca denodadamente los huevos de Clepsigrulla, a bordo de su barco laboratorio. Para a continuación ser testigos del juicio de Aicha ante la corte real y sus jueces, presentándose la joven con una vestimenta provocativa, ante el asombro de los presentes. Quedándose atónitos ante su fuga, en una especie de globo improvisado, poniendo pies en polvorosa junto con sus acólitos. Subiéndose en el último instante, Eugene y La Pérue. La próxima parada de Ania será el desierto, y el rey de las dunas, el gran Baba Musiir, que pretende hacerla su esposa. 

Estamos ante una gran fantasía, un mundo onírico creado por Wilfrid Lupano, en el que prima la aventura, animales exóticos y la belleza de la protagonista. Todo ello para conformar una historia surrealista, llena de grande momentos. En el que cada uno de los personajes tiene su propia personalidad, lo que les hace diferenciarse plenamente en el transcurso de la historia.  

En el apartado gráfico Jean-Baptiste Andréae realiza un trabajo soberbio, manteniendo la calidad del dibujo y el color a lo largo de los años que empleó en la realización de la historia. Sus páginas están llenas de vida y elegancia a partes iguales, algo que se puede comtemplar en cada una de las viñetas. 

Sin duda Azimut es un buen integral, donde seremos testigos de la genial fantasía de dos autores en estado de gracia, cuya imaginación no tiene límites para la creación de buenas historias. Una lectura muy recomendable. 

Azimut, de Wilfrid Lupano y Jean-Baptiste Andréae
Cartoné, 248 páginas, 21,6 x 28,6 cm, color
Traducción de Fabián Rodríguez
PVP: 44 €

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