Durante unos años, los grafistas de los álbumes fueron obviados en los créditos de los tebeos, afortunadamente esto ha cambiado para bien. Es el caso del restaurador y colorista Rubén Larrea (1977, Barcelona), el cual lleva en la brecha desde finales de los años noventa. Un oficio que aprendió de la mano de su padre Justo Larrea, uno de los trabajadores del departamento gráfico de la desaparecida Bruguera, y que poco antes de la aparición de Ediciones B, formó su propio grupo de trabajo con unos compañeros, dando forma a Contact Graf. Una labor que llevó a cabo desde 1986, haciendo la fotomecánica de prácticamente todos los títulos que salían de Ediciones B.
Larrea es el artífice entre otros, de maquetar los álbumes de Mortadelo y Filemón del maestro Francisco Ibáñez, además de colorear su páginas y escanear sus originales. Así como de restaurar cientos de páginas de clásicos de Bruguera, como Anacleto, Sir Tim O’Theo, Rompetechos, 13 Rúe del Percebe, Pafman, Esther y su mundo, o Trueno Color. Hoy me pongo en contacto con Larrea, para charlar sobre su profesión y de cómo ha evolucionado, ahora que el nuevo sello de Bruguera Clásica de Penguin, y SD distribuciones, han llegado a un acuerdo para recuperar buena parte de los clásicos de de la antigua Bruguera, la historia de los tebeos de El Gato Negro.
Larrea es el artífice entre otros, de maquetar los álbumes de Mortadelo y Filemón del maestro Francisco Ibáñez, además de colorear su páginas y escanear sus originales. Así como de restaurar cientos de páginas de clásicos de Bruguera, como Anacleto, Sir Tim O’Theo, Rompetechos, 13 Rúe del Percebe, Pafman, Esther y su mundo, o Trueno Color. Hoy me pongo en contacto con Larrea, para charlar sobre su profesión y de cómo ha evolucionado, ahora que el nuevo sello de Bruguera Clásica de Penguin, y SD distribuciones, han llegado a un acuerdo para recuperar buena parte de los clásicos de de la antigua Bruguera, la historia de los tebeos de El Gato Negro.
Las nuevas ediciones limitadas han comenzado con Mortadelo y Filemón, Jabato Color, Trueno Color, Joyas literarias, y Superlópez. A las que se han sumado la edición de El Corsario de Hierro, y El botones Sacarino (con una tirada de 2.500 ejemplares, respecto a los anteriores), y Anacleto, además de unas cuantas sorpresas más en los próximos meses, de cara a 2026.
La primera pregunta obligada:
JM- ¿Eras lector de tebeos de Bruguera? ¿Tu padre te traía los tebeos de la factoría Bruguera?
RL- Por supuesto… Recuerdo desde siempre que en casa siempre había tebeos. Ocupaban una gran parte del mueble de la cama de mi habitación.
JM- ¿Eras lector de tebeos de Bruguera? ¿Tu padre te traía los tebeos de la factoría Bruguera?
RL- Por supuesto… Recuerdo desde siempre que en casa siempre había tebeos. Ocupaban una gran parte del mueble de la cama de mi habitación.
JM-¿Con qué personajes de Bruguera disfrutabas más en sus lecturas? ¿Qué dibujantes te impactaron más como lector?
RL- Mi personaje favorito era Pulgarcito de Jan, que salía en la revista también llamada Pulgarcito.
Por aquella época, a principios de los ochenta, yo era hijo único, y que Pulgarcito tuviera cinco hermanos me parecía algo maravilloso. Supongo que el formato de la propia revista, y que los dibujos de Jan siempre me parecieron los mejores, ayudó. También recuerdo con mucho cariño la revista Copito.
Esto en los primeros años, luego las típicas, Mortadelo, Zipi y Zape, Superlópez y más…
JM- ¿Cómo era la Bruguera que conoció tu padre? ¿Durante cuantos años trabajó en ella?
RL- Pues la Bruguera, era una editorial familiar, que luego fue creciendo hasta convertirse en lo que fue.
En principio estaba en el barrio de El Coll, y eso hizo que mucha gente que trabajaba en ella se mudara al barrio. Era época de expansión de los barrios con la llegada de la emigración.
Luego la empresa fue creciendo abriendo varias ubicaciones más. En ella trabajaban muchos jóvenes, la mayoría de la zona y había un ambiente muy juvenil.
Tenía comedor, había equipo de fútbol y de baloncesto; tenía revista interna y hasta venían los Reyes Magos con regalos para los hijos de los trabajadores.
Mi padre empezó muy joven, y estuvo unos veinte años, así que aparte de un trabajo, supongo que fue como una escuela también.
JM- El trabajo de fotomecánica para las revistas de Bruguera, nada tiene que ver con lo que hay hoy en días, ¿cómo era la de entonces, y qué era lo más complejo?
RL- Empecé a trabajar en esto 1999, aunque coloreaba cómic en casa desde antes.
Siempre he usado ordenador para colorear y el sistema convencional no lo he vivido, pero me lo han contado.
Cuando empecé a trabajar, aun se hacía película para todo. A pesar de que el proceso de coloreado se había digitalizado, luego se hacía película de cada página para dar a imprenta, que hacía las planchas. Antes de los ordenadores, se coloreaba directamente en la película.
Por un lado tenías la película del negro hecha a partir del original. Luego, poniendo películas en blanco encima de la del negro, coloreabas con opaco (era de color marrón rojizo), tantas como porcentajes de color quisieras. Podías hacer todos las que quisieras con diferentes porcentajes y dar más colores a la página, pero era bastante lio.
Pongamos el ejemplo de que usamos seis películas, azul 100%, azul 50%, magenta 100%, magenta 50%, amarillo 100%, amarillo 50%.
A ver si lo explico bien, ponías una película en blanco y en esa coloreabas con opaco todas las partes que iban 100% amarillo, en la siguiente las partes de 50% amarillo, otra 100% azul, y así hasta las seis. Requería una buena organización previa.
Después llegaba la hora de la fotomecánica. Se unían las dos películas por color en solo una, haciendo doble exposición y usando tramas que daban el porcentaje al color. No sé si queda muy claro, es un poco complicado de entender si no sabes de qué va.
JM- ¿Cómo fueron tus primeros pasos como colorista? ¿Qué colores o tonalidades son las que más usas? ¿Sigues algún patrón determinado?
RL- Recuerdo que las primeras, con las que empecé a manejar Photoshop, eran de Mortadelo y Filemón. Empecé a ir a casa de otro colorista y allí me enseñó lo básico.
Pero al principio sobre todo hacía Zipi y Zape, que era un dibujo más sencillo y con menos detalles.
Sobre los colores, los personajes conocidos llevan colores fijos, y lo demás a mi bola. Al principio usaba paletas de color para cada cómic, pero hace mucho que tengo una paleta muy extensa para todo lo que hago.
JM- Tú padre coloreaba también Mortadelo entre otras cosas, ¿te hizo alguna recomendación cuando lo relevaste en esa tarea?
RL- Cuando empecé mi padre hacía mucho que no coloreaba, no se podría decir que le relevé como tal. El llevaba la empresa, pero sí que él repasaba todos los trabajos, y siempre te daba su opinión.
JM- No solo de Bruguera vive uno, ¿qué otras lecturas eran tus favoritas?
RL- La verdad que he gastado poco en cómics, mi dinero siempre lo destinaba a discos, pero te puedo decir que me gustaba mucho Akira y algunos anime, y tuve una breve época de adolescencia de superhéroes.
RL- Cuando empecé mi padre hacía mucho que no coloreaba, no se podría decir que le relevé como tal. El llevaba la empresa, pero sí que él repasaba todos los trabajos, y siempre te daba su opinión.
JM- No solo de Bruguera vive uno, ¿qué otras lecturas eran tus favoritas?
RL- La verdad que he gastado poco en cómics, mi dinero siempre lo destinaba a discos, pero te puedo decir que me gustaba mucho Akira y algunos anime, y tuve una breve época de adolescencia de superhéroes.
JM- Tras tantos años de trabajar, y colaborar con Ibáñez en la serie de Mortadelo y Filemón, ¿cómo era vuestra relación profesional? ¿Recibías alguna indicación de Ibáñez?
RL- Pues la verdad que lo veía poco. Él trataba con la editorial y yo igual. A raíz de la pandemia, cambió esta dinámica y yo iba a su casa a buscar originales. Era una relación profesional, sin demasiadas confianzas.
RL- Pues la verdad que lo veía poco. Él trataba con la editorial y yo igual. A raíz de la pandemia, cambió esta dinámica y yo iba a su casa a buscar originales. Era una relación profesional, sin demasiadas confianzas.
Cubierta sin restaurar y restaurada, de El Corsario de Hierro
JM- ¿Cómo preparas la restauración de las páginas impresas de las revistas de Bruguera, para los integrales de Bruguera/SD (Larrea realiza actualmente, Trueno Color, El Corsario de Hierro y Anacleto)? ¿Qué método de trabajo sigues y cuanto te lleva dejar a punto una página en estado óptimo?
RL- Depende un poco del encargo, pero básicamente lo que hago es lo siguiente: hago un escáner de la página, y luego restauro el negro, que es la parte importante, la que hizo el autor. Seguidamente ajusto y restauro el color para que se parezca el máximo al original. En algunas ocasiones me piden recolorear algunas partes.
RL- Depende un poco del encargo, pero básicamente lo que hago es lo siguiente: hago un escáner de la página, y luego restauro el negro, que es la parte importante, la que hizo el autor. Seguidamente ajusto y restauro el color para que se parezca el máximo al original. En algunas ocasiones me piden recolorear algunas partes.
Páginas restauradas del tomo de Anacleto 1964-1971
JM- Esta nueva colección de los clásicos de Bruguera tiene ilusionados a muchos de los lectores que leímos sus tebeos en su días, ¿qué colección te gustaría restaurar en los próximos meses?
RL- Una que tenga muchas páginas, “je, je, je”. Me da igual, he hecho tantas que me da igual. Lo que me hace ilusión a mí es poder seguir teniendo trabajos de esto que en los últimos años me ha bajado bastante.
JM- Esta nueva colección de los clásicos de Bruguera tiene ilusionados a muchos de los lectores que leímos sus tebeos en su días, ¿qué colección te gustaría restaurar en los próximos meses?
RL- Una que tenga muchas páginas, “je, je, je”. Me da igual, he hecho tantas que me da igual. Lo que me hace ilusión a mí es poder seguir teniendo trabajos de esto que en los últimos años me ha bajado bastante.
JM- Aparte de trabajar para esta colección, ¿qué otros trabajos te gustaría restaurar para el mundo de los tebeos?
RL- Una vez estuve cerca de hacer la restauración de Flash Gordon, pero no para una editorial, sino para un particular.
En un Salón del Cómic de Barcelona le pasaron mi contacto a un coleccionista, que quería restaurar la colección e intentar editarla. Hablamos un par de veces y en el momento de que me pasara alguna página para hacer una prueba, se enfrió el tema y nunca más supe de él. Hubiera estado bien trabajar con ese material.
JM- Sé por las redes, que uno de tus mayores aficiones es la música techno y el acid, que coleccionas vinilos y ejerces como DJ en discotecas de Barcelona. ¿Cómo empezaste en el mundo del techno, y cuáles son tus mayores referencias?
RL- Es una faceta que la tengo aparcada de hace unos años, desde que fui padre. Suponía una inversión de tiempo y dinero en discos importante, y con la paternidad lo dejé a un lado para dar prioridad a la familia.
Con dieciocho años descubrí el techno, y a partir de ahí empecé a coleccionar discos de techno y sus variantes. Mi mayor referente es Laurent Garnier, pero tengo cientos de ídolos musicales.
JM- ¿Qué le dirías sobre tu profesión a alguien que nos lea, si quisiera dedicarse a ella?
RL- Que intente entrar en el mercado americano, dónde el trabajo de colorista existe. Aquí la industria hoy en día es diferente.
La manera en la que trabajaba Bruguera, aquí ya no se prodiga, pero en el mercado americano, la figura del colorista sí que está bien diferenciada de la de dibujante o guionista. Respecto a lo de restaurador, aún es más específica y la IA en nada nos jubila…
Gracias por tu tiempo
RL- Una vez estuve cerca de hacer la restauración de Flash Gordon, pero no para una editorial, sino para un particular.
En un Salón del Cómic de Barcelona le pasaron mi contacto a un coleccionista, que quería restaurar la colección e intentar editarla. Hablamos un par de veces y en el momento de que me pasara alguna página para hacer una prueba, se enfrió el tema y nunca más supe de él. Hubiera estado bien trabajar con ese material.
JM- Sé por las redes, que uno de tus mayores aficiones es la música techno y el acid, que coleccionas vinilos y ejerces como DJ en discotecas de Barcelona. ¿Cómo empezaste en el mundo del techno, y cuáles son tus mayores referencias?
RL- Es una faceta que la tengo aparcada de hace unos años, desde que fui padre. Suponía una inversión de tiempo y dinero en discos importante, y con la paternidad lo dejé a un lado para dar prioridad a la familia.
Con dieciocho años descubrí el techno, y a partir de ahí empecé a coleccionar discos de techno y sus variantes. Mi mayor referente es Laurent Garnier, pero tengo cientos de ídolos musicales.
JM- ¿Qué le dirías sobre tu profesión a alguien que nos lea, si quisiera dedicarse a ella?
RL- Que intente entrar en el mercado americano, dónde el trabajo de colorista existe. Aquí la industria hoy en día es diferente.
La manera en la que trabajaba Bruguera, aquí ya no se prodiga, pero en el mercado americano, la figura del colorista sí que está bien diferenciada de la de dibujante o guionista. Respecto a lo de restaurador, aún es más específica y la IA en nada nos jubila…
Gracias por tu tiempo















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