Tras cinco años después de la publicación de Little Tulip, por parte de Norma Editorial, nos llega la esperada continuación de la obra, New York Cannibals, esta vez gracias a NuevoNueve. Una historia firmada por dos grandes de la BD como François Bouq y Jerome Charyn, cuya segunda entrega continúa narrando la historia Azami Tanaka, veinte años después de los primeros acontecimientos. Hablamos de uno de los personajes más interesantes dentro de la trayectoria de estos autores galos, en el que ponen de manifiesto una descarnada historia que afectara de por vida a la protagonista, en la que se verá de nuevo en medio de un fuego cruzado de bandas, en unas condiciones desiguales.
New York Cannibals nos sitúa en 1990 cuando la sargento Azami, demuestra a sus compañeros de gimnasio, como puede levantar y hacer varias repeticiones de unas pesas con una carga de peso importante. Una joven musculada y llena de tatuajes, que prosigue su quehacer diario como policía en la comisaría de Washington Heights. Tras su paso por el ginecólogo, recibe la mala noticia de que no puede cumplir el sueño de ser madre; algo en lo que ha tenido que ver los productos (esteroides) que ha tomado durante mucho tiempo, para esculpir un cuerpo de ensueño. Al regresar a la casa de su padre adoptivo, Pavel, este ve reflejada en la cara de la muchacha los gestos de preocupación, tras ser conocedora de que es estéril. Pavel la consolará, diciendo que no debe perder la fe en ser madre.
Antes de proseguir con su trabajo, debe asistir al funeral de su compañero en la policía, el teniente McKean. Tras la despedida en el cementerio, su compañero Charlie le acerca hasta su barrio, su casa, en el preciso instante en el que conversa con varios amigos y vecinos, siente un grito que proviene de un lugar cercano, de donde salen dos yonkis que acaban de robarle el bolso a una señora. En mitad de la carrera por unos callejones de mala muerte de la ciudad, entre unos cubos de basura, encuentra un bebe dentro de una caja, al que recoge, llevándoselo asombrada por lo sucedido. Está dispuesta quedárselo y así se lo hace saber a Pavel cuando llega a casa. Un hecho que despierta en su padre una total incredulidad, no quedando muy conforme con la situación pero aceptándola. Ella se considera responsable del niño, pase lo que pase.
Mientras, Pavel, comprando en una tienda comida, ve como los fantasmas del pasado vuelve a su mente, mediante una visión en la que cree haber visto a una antigua amante, Nadia; en los tiempos en los que su juventud transcurría en un gulag. Todavía afectado por lo sucedido, le cuenta a Azami lo vivido, para finalmente decidir que al bebe le llamara Paul. Un nombre que no le convence, le recuerda a lo que puede connotar: ser un “paria”, pero que finalmente acepta.
Desde ese momento, la historia se convierte en una huida hacia delante de los dos por darle un futuro al niño, viéndose involucrados en una trama truculenta: en la que un mariquita, una agencia gubernamental, y una banda comandada por Anna la hiena (una especie de vampiresa), formaran un triángulo peligroso que pondrán sus vidas en peligro con tal de salirse con la suya.
La edición contiene un buen número de bocetos sobre los personajes, incluyendo al confidente de Azami, el discapacitado llamado Albatros. El libro contiene una cinta como marcapáginas, como suele hace Nuevo Nueve.
Estamos ante una buena
continuación de Little Tulip, en el que Bouq y Charyn dan forma a lectura de
muchos quilates, distinta a las que estamos acostumbrados, que a buen seguro removerá la conciencia de los posibles
y futuros lectores.
New York Cannibals, de Jerome Charyn y François Bouq
Cartoné, 152 páginas, 22 x 30 cm
Color de François Bouç, Alexandre Bouç, y Denis Buche
Traducción de Inés Sánchez Mesonero
PVP 25€
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