No es extraño encontrar en la actualidad, todo tipo de cómics que nos hablan de artistas, cantantes, deportistas o pintores de renombre. Entre las últimas obras dentro de este segmento del noveno arte, podemos encontrarnos con uno de los mejores trabajos del tándem formado por Salva Rubio y Ricard Efa, Degas. La danza de la soledad (anteriormente nos deleitaron con Monet. Nómada de la luz y Django. Mano de fuego), editada por Norma Editorial. Un trabajo hecho a conciencia que nos relata la vida, obra y peculiaridades, de uno de los grandes genios de la pintura del siglo XIX. Rubio hilvana un guion sublime, en el que todas las piezas encajan a la perfección, con una gran documentación detrás, apoyado por un Efa en estado de gracia, con un dibujo sobresaliente y un color espectacular, que nada más abrir el álbum capta tu atención.
Una historia que comienza recordando a Edgar Degas en el cementerio de Monmartre (París), un 29 de septiembre de 1917, por una de las que podía considerar uno de sus discípulos, Miss Mary Cassat, a la que influyó y enseño su forma de pintar a través de su obra, para el resto de su vida. A continuación la historia nos va llevando desde la niñez de Degas, de cómo llego a conocer a uno de los grandes pintores del momento, Monsieur Jean-Auguste-Dominique Ingres, del que recibirá un buen consejo. Y de cómo su padre le influiría por su amor al arte, pero sin la mayor pretensión de que se convierta en pintor, prefiere que su hijo estudie derecho. Viendo su progenitor que no cambiará de idea, acepta, con la condición de que no se convierta en un bohemio. Desde ese momento Degas hará todo lo posible para unirse a un movimiento pictórico, “los impresionistas”, para conseguir sus propósitos, su propio camino y estilo. Siguió estudiando a los maestros y desarrollando su técnica, conociendo a Manet al poco tiempo (del que se hará amigo hasta el final de sus días), e introduciéndole en “Salón” (grupo de pintores de la época), en busca de su futuro en el mundo de la pintura. Descubriendo que su camino estaba encaminado al realismo, al contemplar una bella parisina como bailarina en el teatro. Un talento que lleno de cuadros de bailarinas, sin que muy pocos pudieran saber de él a su alrededor; de si amó a alguien, con un mar de inquietudes para una vida solitaria elegida.
Guion de Salva Rubio
Dibujo y color de Ricard Fernández
Cartoné, 116 páginas, 22 x 31 cm
PVP: 24€
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