miércoles, 24 de mayo de 2023

El hombre que amaba ser editor

El pasado domingo, conocí la triste noticia del fallecimiento de Amiram Reuveni. Puede que a ciertos lectores, el nombre no le suene mucho o no lo conozca, pero para mí, aparte de ser el editor de Ponent Mon durante de más de veinte años, fue la persona con la que podía hablar de tebeos. Cuando llevaba poco tiempo en esto de la divulgación de la historieta, Ami (como le llamaban sus amigos), inició la publicación de una serie de mangas sorprendentes, bajo la denominación de La Nouvelle Manga, impulsado por el francés Frédéric Boilet. Eso unido, a la publicación de la obra de Jiro Taniguchi, fue determinante para ser un fiel seguidor de este autor y de la editorial, hasta el punto de que Ami, me dio la oportunidad de prologar un cómic del autor nipón, Barrio Lejano (una de sus mejores obras), depositando su confianza en mi persona.

Durante nuestros encuentros en diferentes Expocómic en Madrid, me gustaba proponerle la recuperación de algunos autores españoles que habían quedado atrás para el gran público. Y, en nuestras conversaciones telefónicas, le sugería algunos títulos publicados en Francia, que me parecían que podían encajar en su línea editorial. Él siempre aparte de escucharme y ser amable con mis propuestas, las valoraba, y en algunos casos las llegaba a contratar para su editorial. Porque sobre todo, Amiram amaba ser editor y publicar lo mejor con una calidad que hasta entonces no se había visto. Unas veces acertaba y en otras las ventas no acompañaban, era cuestión de dar con la tecla oportuna.  

Lejos de amedrentarse, Ami siguió luchando por continuar con su trabajo, por ser un editor con un catálogo memorable, con autores de renombre y una cadencia de publicación acertada. Gracias a él, llegaron autores de la talla de Étienne Davodeau, Lewis Trondheim, Nicolas de Crécy, Émile Bravo, Emmanuel Guibert, Franz, Pellerin; Jijé, Dave Sim, Charlier Hubinon, Víctor de la Fuente, Vicente Segrelles; Toppi, Serpieri, Leonard Starr, o Patrick Prugne; por citar algunos de ellos. Sin olvidarme del regreso de Leopoldo Sánchez, gracias a la nueva edición de Bogey, y de prácticamente todo lo mejor de Antonio Hernández Palacios; en una labor titánica por recuperar su legado.

A lo largo de los años, Ponent Mon tuvo varios pretendientes para formar parte de otro grupo editorial, los cuales no fructificaron por diversas circunstancias, que no vienen al caso ahora. No sería hasta 2019, cuando Ponent Mon se integró en la editorial Catarata, con la que Ami se aseguraba la continuidad de su proyecto editorial y personal, que tantos años cuidó y mimó hasta la extenuación. Labor que continúo hasta sus últimos días, mientras luchaba por seguir adelante ante la adversidad de la enfermedad; en los que soñaba con nuevos autores, nuevos títulos con los que disfrutar de su arte.

Quiero pensar que Ami donde quiera que esté ahora, seguirá planeando nuevos tebeos, buscando nuevos autores, en pos de una forma de entender la vida, de disfrutar de lo más sencillo. Nos ha dejado un legado muy grande, que seguiremos disfrutando en forma de viñetas. Solo puede darle las gracias, por su tiempo, su generosidad, y amabilidad, por todo lo que compartimos juntos.   

Todo mi cariño para él, su familia y amigos. Te echaré mucho de menos, y estoy convencido que un día volveremos a hablar de tebeos.    


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