Cada nueva obra de Antonio Altarriba que aparece en el mercado, es acogida con mucha expectativa, y la última hasta la fecha no ha sido para menos, es el caso del álbum de Norma Editorial, El cielo en la cabeza. En el que se narra la historia de una odisea, la de un viaje de no retorno de un inmigrante africano, por sobrevivir en un mundo atroz, en la que la vida no importa nada para los que mandan. Antonio se ha rodeado para contar esta magna obra, de dos grandes talentos, de Sergio García a los lápices, y de Lola Moral dando color y textura los dibujos de Sergio. El resultado es de una obra apabullante, no solo en la forma narrativa y el contenido, sino en cómo lo cuenta; llegándonos a emocionar en buena parte de libro, ante la tragedia que supone llegar a Europa.
Una aventura protagoniza por Nivek, un joven de doce años congoleño, que nada más abrir el álbum vemos como ha sido sepultado en una mina. Salvando la vida en último instante por un compañero y amigo, Joseph. Nada más salir del agujero, el soldado de turno que vigila la mina, le increpa a nuestro amigo, diciendo que matara a los que no sigan trabajando. De la rabia acumulada, Nivek matará a ese soldado llamado Sifa, de un golpe en la cabeza con una piqueta, bajo la mirada de otro soldado y del comandante del lugar, Wamba. El cual le propone en convertirse en un soldado, en todo un Kodogo, ante un Nivek incrédulo, que finalmente acepta la propuesta, a cambio de que no maten a Joseph. A su vez este, se postula como el mejor cocinero del poblado.
Lo primero a lo que deberá someterse para convertirse en un guerrero, será a un encantamiento de una hechicera llamada Kabusa, tomando un brebaje. Un preparativo sine qua non, para acabar con la vida de su familia (hermanos, madre y abuelo), en un trago amargo y doloroso, para convertirse en un verdadero Raïa Mutumboki. Una vez consumada la tragedia, Nivek será entrenando como un soldado, aprenderá a disparar y lanzar granadas, con el fin de atacar al poblado rival, y acabar con ellos, para perjudicar a los Mai-Mai, que extraen coltán de la mina.
El siguiente paso será atacar su cuartel general, con una matanza sin precedentes. Tras estos terribles sucesos, y lo que están por llegar, Nivek y su amigo Joseph deciden escapar de aquel lugar, con destino al hospital del Doctor Mukwege, cerca de Bukavu. Allí también hay una escuela, en la que se puede aprender, además un oficio como la carpintería. A su llegada, el Doctor Mukwege les evaluará para participar en una terapia de grupo, como Kodogos. Tras una clase de geografía e historia, deciden marcharse a Europa, a un país rico, para salir de la miseria en la que están. Desde ese momento comenzarán un viaje muy peligroso, atravesando la selva, la sabana, y el desierto, hasta llegar a Libia para embarcarse supuestamente a una nueva vida.
Antonio Altarriba nos sumerge en una obra que nos habla de la crueldad humana, de la amistad, la hechicería, la violencia sexual, la guerra y el contrabando de seres humanos sin ningún tipo escrúpulo. Pero también del tiempo para las buenas acciones y algo de amor en el camino con el que reconfortarse Nivek. Para conformar un relato sobresaliente el que todas las piezas encajan a la perfección, desde el primer minuto, con la maestría que caracteriza a Antonio.
En cuanto a Sergio Mora, realiza sin duda un espectacular trabajo, un grafismo muy dinámico, con unas composiciones a toda página muy potentes visualmente, con las que deslumbrar al lector. Si a eso le sumamos el color de Lola Moral, con una paleta de tonalidades que encajan en cada una de las partes en las que se divide la obra, obtendremos un resultado redondo.
Una obra como El cielo en la cabeza que ha obtenido el Gran Premio de la ACBD 2024, es por algo, y me atrevo a pronosticar que no será el último premio que recibirá esta gran obra. Si aún no has podido hacerte con ella, es un buen momento para disfrutar de esta gran historia.
El cielo en la cabeza
Guion de Antonio Altarriba
Dibujo de Sergio García
Color de Lola Moral
Cartoné, 144 páginas, 24 x 31 cm
PVP: 28 €
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